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El embalaje sostenible importa al consumidor

A la hora de realizar compras, el embalaje sostenible es un factor que cada vez importa más al consumidor. De hecho, influye en las decisiones de compra según refleja un estudio titulado “La sostenibilidad y el consumidor 2022”. El reciclaje de las cajas y el greenwashing preocupan también a un consumidor cada vez más sensible con la sostenibilidad.

Crece el interés de los consumidores por el embalaje sostenible a pesar del contexto inestable que vivimos este año. Esta es la principal conclusión del informe “La sostenibilidad y el consumidor 2022”, realizado por Drapers en colaboración con Smurfit Kappa. El consumidor está cada vez más preocupado por la protección del medio ambiente y el cambio climático.

Apuesta por la sostenibilidad

El estudio ha sido realizado en un momento turbulento debido a los problemas en las cadenas de suministro, el aumento de la inflación y la guerra en Ucrania. A pesar de ello, el estudio refleja la apuesta por la sostenibilidad de dos tercios de las personas encuestadas. Además, un tercio asegura que ha comprado un producto por la sostenibilidad en su embalaje.

Otro tema que destaca el estudio es la preocupación por el reciclaje de las cajas. Un factor importante para el 65% de los entrevistados que considera esencial que éste sea reciclable. El 65% confirma ser esencial que el embalaje sea reciclado. Un 42% avala el uso de material reciclado en le packaging y el 49% considera negativo el exceso de embalaje.

Sostenible sí, pero sin pagar más

El consumidor aprecia el embalaje sostenible pero no está dispuesto a pagar por él. El 51% considera que el packaging sostenible no debería tener coste alguno. Son los jóvenes de entre 18 y 24 años los que están dispuestos a abonarlo, en un 64%. La franja de 55 a 60 años, un 654%, no está de acuerdo en pagar un precio adicional. Consideran que este coste debe ser asumido por el minorista.

El greenwashing también preocupa

El 62% de los encuestados suele dar por buenas las acciones de sostenibilidad que llevan a cabo las empresas. El 21% no se las cree y solo el 17% las acepta siempre, un 2% que el pasado año.

El creciente escepticismo se refleja en un menor grado de confianza en las marcas. El 71% afirma no confiar siempre en las marcas que se definen como sostenibles.

Garrett Quinn, director de sostenibilidad de Smurfit Kappa se refiere a este aspecto. “Los consumidores se preocupan cada vez más por lo que una marca está ‘haciendo’ en vez de por lo que una marca ‘dice que está haciendo’. Hay muchas formas de demostrar las acciones de una marca. No obstante, una de las más adecuadas es la certificación y la validación externa. El trabajo que hemos estado haciendo en el ámbito de la sostenibilidad ha sido reconocido por importantes organismos externos, como la iniciativa Science Targets, MSCI y Sustainalytics. La garantía de un tercero, junto con la certificación externa de nuestras credenciales de sostenibilidad, nos ayuda como empresa y muestra a nuestros clientes que el trabajo que estamos haciendo en el ámbito de la sostenibilidad no pasa desapercibido”.

De hecho, el 61% de los encuestados confirma que es más probable que compre un producto si este cuenta con una certificación o sello de aprobación reconocido. Esta cifra se eleva al 71% para los consumidores de entre 35 y 44 años.

Por último, el informe deja claro que la sostenibilidad ha llegado para quedarse. El 77% de lo encuestados la tiene muy en cuenta a la hora de comprar moda. En 2021, este porcentaje fue del 75%. A pesar de ello, el consumidor sigue dando prioridad al precio y la calidad cuando se plantea comprar de forma ética.

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